Francisco destacó los beneficios y riesgos de la Inteligencia Artificial, «un instrumento fascinante y tremendo al mismo tiempo».
El Papa Francisco hizo historia esta semana en Borgo Egnazia, Apulia, al sur de Italia, al ser el primer pontífice en participar en una cumbre del G7, la reunión del grupo de discusión y de cooperación económica, que reúne, cada año, a los jefes de Estado y de Gobierno de los siete países más industrializados del mundo. En su discurso, abordó los efectos de la Inteligencia Artificial (IA) en el futuro de la humanidad, destacando tanto sus beneficios como sus riesgos.
Citando la Sagrada Escritura, Francisco destacó el potencial creativo otorgado por Dios, que ha permitido el desarrollo de la tecnología y la IA. Sin embargo, subrayó que la IA es una herramienta poderosa y ambivalente: «Por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse».
El Papa advirtió sobre el peligro de delegar decisiones cruciales a las máquinas, señalando que, aunque las herramientas tecnológicas pueden democratizar el acceso al conocimiento y mejorar la vida humana, también «podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas, poniendo así en peligro la posibilidad de una “cultura del encuentro” y favoreciendo una “cultura del descarte”».
Francisco conminó a los líderes a garantizar un control humano significativo sobre la IA, especialmente en contextos críticos como los conflictos armados, donde condenó el uso de armas autónomas letales. Además, enfatizó la necesidad de una «sana política» que oriente el uso de la IA hacia el bien común, evitando un paradigma tecnocrático que pueda deshumanizar a la sociedad.
Concluyó su intervención con un llamado a la ética en el desarrollo y uso de la IA, destacando la importancia de la dignidad humana y la responsabilidad en la toma de decisiones, proponiendo la «algorética«, propuesto como una forma de moderación ética en los algoritmos y sistemas de IA: «En el término “algorética” se condensa una serie de principios que se revelan como una plataforma global y plural capaz de encontrar el apoyo de las culturas, las religiones, las organizaciones internacionales y las grandes empresas protagonistas de este desarrollo.»