Miércoles 5 de febrero: Santa Águeda, mártir del siglo III, resistió torturas por su fe y es venerada como patrona de Catania.
Santa Águeda de Catania, nacida alrededor del año 230 en Sicilia, fue una joven cristiana que consagró su virginidad a Dios: «El obispo de Catania aceptó su petición y durante una ceremonia oficial llamada «velatio», le impuso el «flammeum», es decir, el velo rojo que usan las vírgenes consagradas». Su martirio ocurrió durante la persecución del emperador Decio, el 5 de febrero del 251. En esa época, los cristianos eran perseguidos y obligados a renunciar a su fe, bajo pena de tortura y muerte.
El procónsul de Catania, Quinciano, se obsesionó con Águeda y, tras ser rechazado, la acusó de despreciar la religión del Imperio. Primero intentó doblegarla enviándola con una cortesana llamada Afrodisia para ser «reeducada» y sometida a tentaciones inmorales, pero la joven resistió con firmeza. Furioso, Quinciano ordenó que fuera encarcelada y torturada brutalmente. Entre los tormentos, le arrancaron los senos con tenazas. La tradición cuenta que el apóstol San Pedro se le apareció en la celda y sanó milagrosamente sus heridas.
Ante su resistencia, Quinciano mandó que fuera quemada sobre brasas y, al ver que su velo permanecía intacto, la devolvió a la celda, donde finalmente falleció. Un año después, el volcán Etna entró en erupción y la lava amenazó Catania. Los habitantes, recordando a Águeda, tomaron su velo y lo usaron como protección. Milagrosamente, la lava se detuvo, consolidando su fama como protectora contra incendios y erupciones.
Santa Águeda es patrona de Catania y de las enfermeras. Su iconografía la muestra con una palma de martirio y una bandeja con sus pechos. En su honor, cada 5 de febrero se celebran grandes festividades en Catania, destacando las procesiones con su busto de plata y las tradicionales «candelore». Su devoción se extiende por toda Italia y el mundo cristiano.
Fuente: Santi e Beati y ACI Prensa.
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «Martirio di sant’Agata» (1750), por Giovanni Battista Tiepolo.