Lunes 3 de marzo: Santos Celedonio y Emeterio, dos soldados que abandonaron las armas para seguir la fe cristiana.
El siglo III fue una de las peores épocas de persecuciones contra los cristianos en la historia del Imperio Romano. En este contexto surgen las figuras de los santos Emeterio y Celedonio, dos soldados romanos que, según la tradición, abandonaron el ejército para seguir su fe, siendo ejecutados en Calahorra, España.
Los primeros registros sobre estos mártires provienen del poeta Prudencio, quien en el siglo IV menciona su historia en su obra «Peristephanon». Según él, los soldados mueren decapitados en una ciudad de la región de la Gascuña, sin especificar su nombre. Durante su ejecución, ocurre un extraño suceso: el anillo de uno y el pañuelo del otro se elevan al cielo ante la multitud.
Asimismo, San Gregorio de Tours, en el siglo VI, identifica a Calahorra como el lugar de su martirio y aseguró que su sepulcro se encontraba en la catedral de la ciudad. De esta forma, el culto a estos santos se expande rápidamente por la península ibérica.
Además, a lo largo de los siglos, su historia es enriquecida con elementos legendarios. Por ejemplo, en el siglo VIII surge la creencia de que eran originarios de León y que estaban relacionados con el mártir Marcelo de Tánger. Esta versión es popularizada en el siglo XIII por el cronista Lucas de Tuy, quien los describe como “hermanos en la fe”.
Hoy en día, Emeterio y Celedonio siguen siendo figuras emblemáticas del martirio cristiano en la historia de España.
Fuente: Santi e Beati.
Imagen: Bustos relicarios de los santos mártires Emeterio y Celedonio, en la cripta de la parroquia del Santísimo Cristo de la Catedral de Santander (Cantabria).